Reto y oportunidad histórica

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La Secretaria de la Familia, Dra. Carmen Ana González, recibe la visita del Presidente de la Universidad Albizu, Dr. José Pons Madera y del Rector del Recinto de San Juan, Dr. Julio Santana. Fuente: Facebook.

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os toca a todos en cierta forma velar de cerca el desarrollo de los niños de Puerto Rico, que en pocos años han vivido y enfrentado situaciones extraordinarias. Si comenzamos anotando un huracán devastador, seguimos con los terremotos y terminamos con una crisis de salud jamás imaginada, tenemos una abrumadora lista de eventos que han marcado a nuestros niños. A ese registro hay que sumar otros problemas que entran o salen del núcleo del hogar, y que como sociedad nos aquejan casi desde siempre.

Dra. Carmen Ana González, Secretaria de la Familia

En ese contexto, el Departamento de la Familia del Gobierno de Puerto Rico se prepara también para cambiar significativamente la forma en que se evalúan y manejan casos de maltrato infantil o negligencia en el entorno familiar. Un cambio en la legislación federal que regula dichos procesos, y que ya comenzó a ponerse en vigor, busca promover que el núcleo familiar permanezca unido, salvo en casos en que eso sea prácticamente imposible.

Llevar las riendas del Departamento de la Familia y con ello, liderar la ejecución de esa nueva política pública para proteger el bienestar de nuestros niños y familias, es la tarea monumental que se le ha encomendado a una sicóloga: la doctora Carmen Ana González.  La designada Secretaria de la Familia es egresada del Programa Psy.D. en Psicología Clínica, clase 2001, de la Universidad Albizu. A pocas semanas de su designación compartió detalles de su trayectoria, y algunos pensamientos acerca de su rol y las prioridades de su gestión.

“En la Albizu Desarrollé la empatía, la sensibilidad hacia las necesidades de los demás, la importancia de escuchar sin juzgar, de ser un apoyo para una persona en una situación de vulnerabilidad y a celebrar sus logros. Aprendí de la adversidad y cómo cada experiencia provee la oportunidad de aprender, continuar y sobrevivir.”

La doctora González comenzó en el servicio público en la Comisión para los Asuntos de la Mujer en el año 1999. Afirma que, desde entonces, decidió que se dedicaría a conocer, comprender y atender las necesidades de las diferentes poblaciones a las cuales ha tenido la oportunidad de servir. En el 2001, comenzó a laborar en la Oficina para el Desarrollo Integral de la Mujer en el Municipio de San Juan, donde puso en práctica el análisis creativo para generar iniciativas dirigidas a mejorar la calidad de vida para las mujeres y sus familias, velando por los derechos y la seguridad de los menores. También trabajó en el sector privado, dirigiendo el Programa de Violencia Doméstica de la Universidad Albizu. De vuelta al sector gubernamental, dirigió la Oficina para la Integración de la Familia y la Comunidad del Departamento de Educación de Puerto Rico. Desde allí, explica, procuró exaltar la importancia de las relaciones colaborativas de todos los entes de apoyo en el desarrollo socioemocional y el aprovechamiento académico de los estudiantes.

La Secretaria explica que la oportunidad que ve de potenciar el talento de nuestros niños fue en gran medida lo que la movió a aceptar el reto de dirigir un departamento de tanta responsabilidad.  “Son muchos los factores que me llevaron aceptar la designación por parte del gobernador Pedro Pierluisi: La importancia de que nuestros menores logren identificar sus áreas de destrezas e intereses para maximizar su potencial y convertirse en seres de provecho, productivos y autosuficientes es mi meta, deseo y vocación. Como madre, proveerle las mismas oportunidades a una persona irrespectivo de su género, es esencial; apoderar a nuestros niños y jóvenes proveyéndoles herramientas para ser seres sensibles y empáticos es imperativo. Que todos y todas seamos parte de la corresponsabilidad de velar y cuidar por nuestros menores, adultos mayores, personas con diversidad funcional y personas sin hogar debe ser un compromiso continuo. En fin, al evaluar la plataforma del Gobernador y discutirla con mis hijas, me di cuenta de mi necesidad personal de cumplir con mi Isla.”

Redoblar esfuerzos para prevenir la violencia y el maltrato está entre sus asuntos urgentes, junto con el desarrollo infantil. En específico, la doctora González buscará promover la concienciación, prevención e intervención efectiva del maltrato a menores, adultos mayores, y víctimas de la violencia de género. Pero también serán prioridad para ella los esfuerzos para la erradicación de la pobreza infantil y la agilización de los procesos de adopción que permitan crear nuevas familias. La Secretaria advierte que será una funcionaria que buscará la equidad en todos los aspectos.

La funcionaria reconoce que hay retos y dificultades enormes en el panorama, pero al mismo tiempo apuesta al valor de los integrantes del Departamento para enfrentarlas. “Puerto Rico cuenta con un equipo de trabajo en el Departamento de la Familia que es resiliente y con vocación, es sumamente comprometido y dedicado.” Entiende que hay que tomar en cuenta el criterio de los trabajadores al momento de ejecutar y tomar decisiones, pero no comparte la opinión de que estén frustrados o desmotivados. “Sí reconocemos la escasez de recursos y la necesidad que tienen los funcionarios de ser escuchados con el fin de proveerles las herramientas socioemocionales para apoyarles, evaluar alternativas para el aumento de su remuneración y garantizarles condiciones de trabajo favorables en las cuales se sientan seguros.”

Además de la confianza en su equipo, la Secretaria afirma que su preparación en sicología le da una perspectiva adecuada para los desafíos y complejidades que atenderá. “La sicología no tan solo te ayuda a comprender el comportamiento humano, sino la capacidad del ser de adaptarse, fortalecerse y maximizar su potencial. Es mi entender que la política pública debe ir dirigida a tales fines. A identificar las destrezas individuales y colectivas, proveer las herramientas para potenciarlas y mantener su sustentabilidad.” Más allá de eso, valora y agradece lecciones que aprendió en la Albizu y que considera esenciales en su desarrollo profesional.  “Desarrollé la empatía, la sensibilidad hacia las necesidades de los demás, la importancia de escuchar sin juzgar, de ser un apoyo para una persona en una situación de vulnerabilidad y a celebrar sus logros. Aprendí de la adversidad y cómo cada experiencia provee la oportunidad de aprender, continuar y sobrevivir.”

“A mi juicio, el mayor problema de salud mental que enfrenta Puerto Rico es el tabú. El miedo, el prejuicio y el discrimen hacia una enfermedad o condición que puede variar en funcionamiento. Escuchamos un diagnóstico y le adjudicamos a la persona una culpa, una carencia, un rechazo. El ser humano le teme a lo que no conoce: es tiempo entonces de educar y es nuestra responsabilidad como psicólogos y comunidad asumir la responsabilidad de llevar un mensaje de inclusión, de empatía y sensibilidad.”

La doctora González viene de una línea generacional de trabajadores sociales que asegura le inculcaron desde pequeña la responsabilidad del servicio, del apoyo y de la defensoría. Atesora momentos clave de su formación académica que le ayudaron a forjar un propósito de vida.  “Recuerdo la gran emoción de comenzar mi práctica clínica. Toda experiencia compleja o difícil trae una enseñanza. Ciertamente, este periodo en mi vida fue suficientemente complejo para ayudarme a crecer, aprender de mi capacidad de resiliencia y aplicar mi compromiso conmigo misma de dedicación para lograr mis metas.”

Como experta de la conducta humana, asegura que el principal problema de salud mental en el país es la forma en que vemos la salud mental.  “A mi juicio, el mayor problema de salud mental que enfrenta Puerto Rico es el tabú. El miedo, el prejuicio y el discrimen hacia una enfermedad o condición que puede variar en funcionamiento. Escuchamos un diagnóstico y le adjudicamos a la persona una culpa, una carencia, un rechazo. El ser humano le teme a lo que no conoce: es tiempo entonces de educar y es nuestra responsabilidad como psicólogos y comunidad asumir la responsabilidad de llevar un mensaje de inclusión, de empatía y sensibilidad.”

Sus experiencias de vida, su preparación, y unas circunstancias sociales e históricas no imaginadas le han puesto de frente una oportunidad como ninguna otra de probar su compromiso. Lo asume con valentía y con humildad.

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